Teresina

18.4.08

"Y allá arriba en aquel alto una viuda habitaba,
ella tenía una hija, Teresina se llamaba,
y el que la pretendía yera príncipe de España.
Pasan tiempos, vienen tiempos, Teresina embarazada,
su madre desque lo supio empezaba a encomendarla,
en fuego te quemes niña, en fuego seas quemada.
El príncipe que lo supio, cayó muy malín en cama,
llamaron siete doctores de los mejores de España.
Unos dicen que se muere, otros dicen que no es nada,
no siendo el doctor más viejo que le miraba y callaba,
¿qué me mira buen doctor que tanto me mira y calla?
Lo que le digo don Diego que disponga de su alma,
tres horas tiene de vida y hora y media ya va andada
y hora y media que le queda pa disponer de su alma.
Bien lo oyera el rey, su padre, que en altas torres estaba,
que poco dura mi hijo, que poco duras mi alma.
Bastante dure mi padre, hasta que Dios lo mandara.
Ahí te queda Teresa, Teresina embarazada,
padre, de lo que le di, padre no le quite nada,
no siendo un anillo de oro que le di de enamorada.
Si tu le diste un de oro, yo le daré un de plata,
ella si trae una hija será monja en Santa Clara,
ella si trae un varón será príncipe de España.
Y estando en estas palabras Teresina allí llegara.
¿De dónde vienes Teresa tan cansada y fatigada?
Vengo de Santo Domingo de oír misa en Santa Clara,
de rezar al dios del cielo que le saque de esta cama.
De esta cama, si por cierto, no será mucha tardanza,
esta cama, si por cierto, mañana por la mañana,
tres horas tengo de vida y hora y media ya va andada
y hora y media que me queda pa disponer de mi alma.
Teresina oyendo esto siente la pena en su alma,
siente la pena en su vientre y cae enferma en la cama.
En fuego te quemes niña, en fuego seas quemada.
Él muere a la media noche, Teresina a la mañana,
le abrieron el vientre y un niño lindo le sacan.
Los echaron los tres juntos en un ataúd de plata
y aquí se acaba la historia de los príncipes de España."

Teresina, Lucas 15

Impares

12.4.08

"Impares. Fila 13. Butaca 3. Te espero
como siempre".

Pablo García Baena

Life vest under your seat

7.4.08

"Señores pasajeros buenas tardes
y Nueva York al fondo todavía,
delicadas las torres de Manhattan
con la luz sumergida de una muchacha triste,
buenas tardes señores pasajeros,
mantendremos en vuelo doce mil pies de altura,
altos como su cuerpo en el pasillo
de la Universidad, una pregunta,
podría repetirme el título del libro,
cumpliendo normas internacionales,
las cuatro ventanillas de emergencia,
pero habrá que cenar, tal vez alguna copa,
casi vivir sin vínculo y sin límites,
modos de ver la noche y estar en los cristales
del alba, regresando,
y muchas otras noches regresando
bajo edificios de temblor acuático,
a una velocidad de novecientos
kilómetros, te dije
que nunca resistí las despedidas,
al aeropuerto no,
prefiero tu recuerdo por mi casa,
apoyado en el piano del Bar Andalucía,
bajo el cielo violeta
de los amaneceres de Manhattan,
igual que dos desnudos en penumbra
con Nueva York al fondo, todavía
al aeropuerto no,
rogamos hagan uso
del cinturón, no fumen
hasta que despeguemos,
cuiden que estén derechos los respaldos,
me tienes que llamar, de sus asientos."

Habitaciones separadas, Luis García Montero