Cuando me dijeron que llegarían a Granada sobre el mediodía y que me esperarían en la plaza de Colon, salí corriendo hacia allí. El corazón se me salía del pecho imaginándome que nada más verlos les daría un abrazo.
Un abrazo a Alicia, un abrazo a Pablo, un abrazo a Cristian, un abrazo a María, un abrazo a Guillermo... y les diría que estaba muy contento de que estuvieran a mi lado.
Lástima lo de ese funesto accidente de tren.
Las retenciones en la carretera fueron tan grandes que no llegaron a tiempo para comer las famosas alitas fritas de “El Labrador”.
El cocinero iba en ese tren.
Manuel Gutiérrez
Granada
21.4.09
Editado por Manuel Gutiérrez a las 20:40
Etiquetas: Manuel Gutiérrez
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1 comentario:
Bestial, me ha encantado, tiene como tres giros en menos de cien palabras. Chapó ;-)
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