Siempre me gustaron los Setenta

26.9.07

Siempre me gustaron los Setenta,
las melenas rubias lacias de California
y las fiestas en la costa norte con cerveza fría en vasos de plástico
y la música alta distorsionada en altavoces cascados incapaces de aguantar a Morrison
y los gritos
y las chicas desnudas en noches de luna al amparo de las olas
y los cristales rotos de las botellas que nunca beberé.

Siempre me gustaron los Setenta,
las Ray-Ban en cabezas desordenadas y labios rojos y caras pecosas en conciertos inundados de amor y caballo,
los largos veranos sin hacer nada en el cementerio de bicicletas, en las dunas arenosas junto al lago
y la sal de tu cara junto al fuego, agrietada de tanto jugar a querernos
y pensar que siempre será así, un eterno verano que se acaba, un autobús de Septiembre sin retorno; y tú en la parada del olvido varada en unos Setenta que nunca existieron porque nunca los vivimos.

Siempre me gustaron los Setenta,
las guitarras rasgadas
y las tablas de surf rodeadas de bikinis de flores y éxtasis
y el rock de patillas y desiertos de horizontales sin más curvas que las de tu pelo contra el viento en el viejo Cadillac blanco
y el sudor de la carretera de tu cuerpo a la luz parpadeante del primer motel barato y sucio
y los lavabos donde te desnudas
y tu ropa que marca el camino hasta mi cama
y tu mano en mi espalda
y mi lengua en tu muslo
y tú y yo soñando con años Setenta en habitaciones decoradas con papel mohoso y unas pocas velas aromatizadas de recuerdos inexistentes
y el hielo de medianoche al pie del cartel de no vacancy
y de nuevo el sudor
y de nuevo el contoneo
y de nuevo el carnoso beso de tu pecho bajo las sabanas rasposas de almidón, dos niños sin escuela de Otoño arañando la vida, dejándose las uñas por una embestida más
por un nuevo beso carnoso
por un nuevo contoneo
por un nuevo sudor.

Siempre me gustaron los Setenta,
los tatuajes negros en hombros desnudos
y los patinadores aburridos
y la paz sobre el mar
y los vinilos junto a la cama con cascos de cortesía
y los billares nocturnos
y los punks con su vida de mierda arrastrada
y el cigarrillo que quema las yemas
y el sillón de pereza
y el sol de atardecer junto a ti si alguna vez hubiéramos vivido los Setenta y si alguna vez hubiésemos estado juntos…


Manuel Gutiérrez

No hay comentarios: