"También eso podía ser una explicación, un brazo apretando una cintura fina y caliente, al caminar se sentía el juego leve de los músculos como un lenguaje monótono y persistente, una Berlitz obstinada, te quie-ro te quie-ro te quie-ro. No una explicación: verbo puro, que-rer, que-rer. "Y después siempre, la cópula", pensó gramaticalmente Olivera."
Rayuela, Julio Cortázar
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13.2.08
Editado por Manuel Gutiérrez a las 19:12
Etiquetas: Julio Cortázar
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